La verdad es que siempre me han gustado todos estos gadgets tecnológicos. Después de asumir nuevos retos y correr por primera vez un par de medias maratones, vi que esto de mantener los ritmos durante la carrera no era mi fuerte. Total, que se juntaron el hambre y las ganas de comer. Un fan de la tecnología que necesitaba algo para su nueva afición, o sea salir a correr un rato.
Total, que envidioso de ver que algún amigo tenía un reloj que medía velocidades, distancias, rutas y mucho más, empecé mi particular búsqueda para agenciarme uno para mí. Como suele pasar, a medida que uno crece, los caprichos cada vez son más caros . Estuve unas semanas ahorrando y finalmente conseguí mi Garmin con GPS.
La primera impresión es que las posibilidades son casi ilimitadas, pero para dominarlo todo, casi es necesario un master. Y qué mejor momento para estrenarlo que esta Semana Santa en la Cerdaña. Salí a correr un par de días y he podido ver a qué velocidad corría, cómo aflojaba cuando había subidas e incluso el trayecto que hice. Curioso juguete. Sin embargo, me di cuenta, que por mucho GPS hay que seguir corriendo y sudar un poco para poder acabar carreras y bajar tiempo. Y cuidado con estar demasiado pendiente de la pantalla para ver si aquello es la velocidad de la vuelta, o las pulsaciones o la distancia que queda, porqué aun meteré el pie donde no toca y me voy a lesionar…
Toni de Sedentarios.net