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Maraton de Boston por Joan Folqué (I)

Después de todos los sucesos de las últimas semanas, me dispongo a escribir una difícil crónica del maratón de Boston, aunque me gustaría focalizarme en lo meramente deportivo hay algunas cosas que creo no deben dejar de comentarse. Así pues….
Llegamos a Boston el sábado 13 de Abril sobre las 15:00 de la tarde hora local, después de la hora y media de rigor en la aduana, nos reunimos con el grupo y al autobús camino al hotel. Una vez dejado el equipaje vamos rápidamente a la feria del corredor que se encuentra a 5 minutos, debemos ir deprisa, son las 17:00 y cierran a las 18:00. 

Fotos en la feria del corredor

Con el dorsal

Aunque no estuvimos todo el rato que hubiéramos querido, la feria nos da una impresión magnifica, del mismo tamaño que NY y con la misma cantidad de stands de ropa a precios de risa al cambio para nosotros. Hacemos las compras obligadas y vuelta al hotel a descargar. Una vez liberados de peso, como estamos cansados por el cambio horario decidimos dar una pequeña vuelta en los alrededores, donde a solo 200 metros se encuentra la línea de meta del maratón donde hay una multitud de gente haciéndose fotos, allí, Esther me hace varias fotos pisando la línea de meta, sin saber en aquel momento que no la volvería a pisar al cabo de dos días. Cena en un japonés y a dormir que ha sido un día de más de 24 horas para nosotros.
En la linea de meta

Amanecemos el domingo con otro cuerpo, con fuerzas renovadas, son las 6:30 pero ya tenemos los ojos como platos, así que decidimos ir al Starbucks de turno a desayunar y de ahí, otra vez a la meta a ver llegar los corredores de la carrera de 5km, que empezaba a las 8:00. Una vez instalados en las gradas VIP para el maratón, nos quedamos asombrados del tiempo del ganador (sobre los 13 minutos en chicos y los 15 en chicas), no es de extrañar el alto nivel entre los profesionales pues los ganadores se embolsan 100.000 suculentos dólares, lo que nos deja estupefactos es observar que el grueso de los corredores amateur entran entre 16 y 25 minutos, cosa que deja clara el alto nivel que tendrán los corredores con los que compartiré mañana 42 km, de ahí que la marca para participar sea de 3:05h.

El resto del día nos dedicamos a hacer turismo y compras (no muy recomendable para correr al día siguiente, pero quien sabe cuándo vamos a volver a Boston, hay que aprovechar). Con la parte turística no me entretengo, el que quiera que mire las fotos en mi facebook (cuando las cuelgue), eso sí, Boston es una ciudad preciosa. Solo destacar que en el tour que hacemos por la ciudad, conocemos a Carlos y Claudia, un matrimonio chileno con quien compartiremos momentos en los próximos días.

Nos despedimos del grupo y quedamos al día siguiente a las 6:30 en el lobby del hotel para dirigirnos al comienzo del que sería un largo día por muchos motivos.

Esther corriendo en el parque CommonSkyline 


Lunes 15 de abril (el maratón de Boston se corre el 3er lunes de abril por ser el día del patriota en el estado de Massachussets, el marathonmonday), suena el despertador a las 5:30 aunque ya hace mas de media hora que estoy despierto, ducha rápida y desayuno en la cama mientras Esther se ríe de mis pintas y me hace fotos.  Después de ponerme varias capas de ropa (la previsión de temperatura era de 5 a 13 ºC) bajamos al hall donde nos encontramos con el resto del grupo, es en este momento donde quedamos con Esther en el km 35, donde desde allí me acompañará a la meta (menos mal) y mas tarde Esther convence a Claudia para que haga lo mismo con Carlos.

Desayuno en la habitación


Nos vamos andando al parque Common que es desde donde salen los autobuses que te llevan a la línea de salida, aquí ya empiezan las emociones de verdad, a lo lejos, al final del parque, a unos 500 metros, unos 100 autobuses escolares esperan ser llenados por corredores, y tal cual salen hacia la salida aparecen otros tantos vacios para recargar, y desde allí, miles de corredores esperando en largas filas que zigzagean por el césped, son las 6:50 y levan así desde las 6 de la mañana y estarán hasta las 7:30. En la cola me empiezan a agobiar unas pequeñas molestias en los gemelos, sin duda son sobrecargas por las caminatas del día anterior y la falta de descanso, pero rápidamente me digo a mi mismo que da igual, he venido aquí a disfrutar y eso haré, sea en 3:30 o en 5 horas.
Autobuses en el parque Common

Plano del maraton
Una vez en el bus, me siento con Guillermo, un venezolano que vive en Canadá, empezando así una conversación que después se alargará por muchas horas, delante va Carlos con otro compañero chileno. Una hora de viaje y llegamos a Hopkinton, pequeño pueblo del interior del estado de Massachussets que desde hace 90 años (las ediciones de 1897 a 1923 salían desde otro punto) recibe la salida de este histórico maratón.

Lo primero que me llama la atención es ver decenas de corredor@s vaciando sus vejigas en el campo anexo a la zona de espera y a otras tantas decenas de policías, libreta en mano, escribiendo la multa que les darían a esos corredores incívicos posteriormente, para mi pienso que si me hubieran multado cada vez que he tenido que descargar líquidos antes de una carrera ahora mismo sería un homeless..
Una vez en la zona de espera, me dirijo con Carlos y su compañero chileno (he perdido a Guillermo al bajar del autobús) a buscar un sitio de reposo, la zona es significativamente mas pequeña que en NY, somos casi la mitad de corredores y por la sensación de aglomeración parece que haya el doble, aun así, es una suerte poder disfrutar y estar es sitios como este. Después de andar un poco, encontramos un hueco en el suelo donde sentarnos, estirar, comentar carreras de nuestros respectivos países, hacer previsión para ese día, etc… es aquí cuando me pregunta Carlos que a cuanto saldré, y le digo que buscare las 4 horas, él dice que perfecto, que vamos juntos, aunque creo que para su estado de forma es un ritmo demasiado lento y que pronto me dejara atrás. Llega la hora, son las 10:00 y debemos dirigirnos a los corrales de salida para empezar a las 10:30, dejamos toda la ropa de abrigo en las bolsas y estas en los autobuses donde las recogeremos en la meta, la caminata desde la zona de espera hasta el corral pone los pelos de punta, 9000 corredores (los que quedamos para la tercera oleada) caminando cerca de 1 km por una calle del pueblo de Hopkinton con casas unifamiliares a cada lado y los habitantes de las mismas gritando y animando como si fuera la misma línea de meta, además de ofreciendo agua, fruta, imperdibles, escribiendo tu nombre en el brazo con rotulador para que te animen mas…. En fin todo lo que os podáis imaginas y mas.


Camino del corral de salida

Continuará…

Joan
El equipo de sedentarios