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Pujada al Castell 2011

Domingo antes de la Pujada al Castell
He corrido la media de Mataró. He conseguido marca personal, rebajando mi tiempo en algo más de tres minutos. Estoy eufórico. Realmente estoy en forma. Mi nueva técnica de respiración funciona. Llego a casa. Como. Pollo con patatas: menú infantil. La noche anterior cené dos bocadillos, en el Camp Nou, de tortilla de patata. Y el desayuno han sido tostadas. La verdad me estoy pasando con los hidratos de carbono. 

Me acuesto un par de horas. Hacen la Davis. Parece que España ganará su quinta ensaladera. Del Potro no parece rival para Nadal. El partido está encarrillado. Así pues marcho a dormir tranquilo. Me despierto, estoy cansado, tengo los gemelos bastante cargados. Esas medias que cuentan tal vez me irían bien. No sé dónde comprarlas. No quiero gastarme demasiado dinero. Ceno ligero y macho a dormir. El martes toca la Pujada al Castell. Nunca la he hecho. Son apenas 5 km., y el recorrido no parece demasiado exigente. El otro día la entrené con Anna y se me hizo larga. Tal vez influyera que era de noche y que ya veníamos de correr unos cuantos km. Espero estar recuperado para el martes. Aunque si no lo estoy tampoco creo que sea demasiado grave. Son sólo 5 km., la mayor parte en plano. Lo único es que se me acerquen Ferrán, Joan o Iñaki. Iñigo parece que no vendrá. Se apuntó pero los últimos días no ha respirado, síntoma de que seguramente ha decidido no correr. Igual aún está en Bruselas, donde su hermana.
Lunes antes de la carrera
Me acuesto. No se demasiado tarde. No consigo descansar. Me despierto en varias ocasiones. Estoy nervioso. Sueño con alguno de los sedentarios, con Marina Rossell y con George Mustak. Estoy fatal. Los nervios es algo que uno no puedo controlar. La noche previa a la media de Mataró dormí perfecto, en cambio ésta, siendo un reto mucho más sencillo, no soy capaz de eludir los nervios.
Día de la carrera: primeras horas
La cursa es a las 10h. A las 8h suena mi despertador. Me ducho. Tomo un vaso de leche con Colacao y una tostada con mantequilla y miel. La tostada no demasiado grande. El tazón, en cambio, enorme. Marc (Hurtado, el mister) nos advirtió de no tomar lácteos ni ácidos – tipo zumo de naranja – el día de la cursa, pero con  la leche no puedo, la necesito. Creo que estoy enganchado, como sucede con la coca-cola, con el tabaco o con el sexo, aunque a eso ya me he desenganchado, a la fuerza. Ya son más de y media, en poco debo tomar el tren en Platja de Castelldefels. Ah!, se me olvidaba, vivo en Poal. Camino 15 minutos, llego a la estación, al poco llega el tren, lo tomo. En cinco minutos estoy en Castelldefels Poble. Camino un poco más, hasta la plaza de la Iglesia, donde he quedado con el resto de la gente. 
El equipo sedentario
En esta ocasión somos bastantes: Salvador, Fernán, Marc – el hermano de Ferrán -, Iñaki, Will, Jandro, Jordi Aigüadé, Joan, Esther, Anna, Toni Lainez, Toni de Granollers, y unos amigos de Joan y Esther: Manolo y una pareja que ahora no recuerdo sus nombres. Joan me dice que Manolo corre bastante, que lo ha traído para derrotarme. Lo miro. Lo estudio. Me lo creo. Hace pinta de correr. Seguro más que yo. Pero la distancia es corta y yo estoy en forma. Veremos qué pasa. También me dice que su otro amigo, el de la pareja que no recuerdo su nombre, uno con pelo y barba ralos, también corre bastante, pero no hace pinta. Aquí creo que está de coña. Aunque las apariencias a veces engañan, sobretodo a la hora de correr. El más bajito y enclenque tal vez es el más rápido y resistente. Incluso tíos de metro noventa y noventa y ocho kilos son capaces de correr al ritmo de uno. Así pues no le creo pero tampoco descarto que corra bastante y acabe siendo rival en la carrera de hoy. Dejamos las cosas en el piso de los padres de Joan. Calentamos un poquito. Ya casi toca salir. Nos hacemos la foto de rigor – luego se vería que quedó genial – y nos disponemos a tomar la salida. 
Táctica de carrera
Me han advertido de que la salida es complicada: típica con montones de gente, mezclados los que corren mucho poco y nada, además de ser en una calle estrecha., Así pues habrá que ir sorteando a la gente durante el primer tramo del recorrido. Mi táctica es correr a 4:15/km. y apretar en el último. La idea es dejar la marca por debajo de los 20 minutos. El reto es ambicioso pero quien sabe, además ahora estoy en forma, vengo de correr varias medias y he estado entrenando medio bien, además de que he comenzado a nadar de nuevo. Seguro algo ayuda también lo de nadar, aunque no me sirviera para mantener la forma durante el pasado agosto. 
Problemas con el Garmin
Pongo el Garmin a buscar los satélites. No los encuentra. Vuelve a intentarlo. Más de lo mismo. No hay manera de que los encuentre. Y vuelta. Empiezo a ponerme nervioso. La salida es inminente y no tengo el Garmin a punto. Anna se percata de mis problemas con el Garmin y me ofrece el suyo, que también está medio lelo. Le digo que no, que qué hará ella entonces. Me dice que no importa, que ella no lo mirará. Acepto su oferta, cambiamos los Garmin unos segundos antes de la salida. 
Primeros compases de la carrera
Se da la salida. Varios atletas se han adelantado. Salida nula. Se repite. Ahora sí. Salimos al pelotón. No hay espacio. Empujones por aquí, empujones por allá, una zancadilla, un niño al suelo, uno que se come una barra de esas que barran el paso a coches a la zona peatonal. Vamos, todo un desastre. Estoy a punto de caer pero me apoyo en la espalda del de adelante y consigo mantener el equilibrio. Al cabo de unos metros miro el Garmin, voy bastante lento. Intento aligerar el ritmo. Empiezo a correr por las aceras, parecen una zona más segura. Llego al primer km. Lo complicado ya ha pasado. Me sale un tiempo cercano a los 4min. Demasiado rápido. Pienso en controlarme y volver a los 4:15 planeados pero al final decido guiarme por sensaciones y dejar al margen la planificación. De momento voy bien. Sólo necesito respirar bien y mantener las piernas medio frescas. No las siento pesadas. Ni la media del domingo ni la accidentada noche merman mi estado de forma. Eso sí, voy muy rápido. 
Ferrán e Iñaki caen
Al poco veo a Iñaki y, algo por detrás, a Ferrán. Han volado. Creo que van demasiado rápido pero ya se verá. La táctica de Ferrán era no dejar a Iñaki. No quiere que le pase lo de Mataró, cuando se le escapó y luego ya no fue capaz de recuperar la distancia perdida. Me acerco de manera progresiva a Ferrán, le pongo la palma de la mano en la espalda, suave, para que no se asuste. Al mismo tiempo levanto mi dedo en señal de victoria y se lo coloco dónde él pueda verlo. Lo miro. Ladea la cabeza y me observa. Me reconoce. Sabe que lo he atrapado, que ahora lo dejaré, poco a poco, de manera paulatina, pero sin remedio ni solución. Uno para mi saca. Al poco lo mismo con Iñaki. Segundo para mi saca. Creo que ya no llevo sedentaris por delante. Hago todo lo posible por no recortar en las aceras. Llevo a Iñaki demasiado cerca y no quiero que me reprenda. En lugar de eso oigo como me jalea y me anima a seguir tomando los virajes si recortar. Tal vez tuvo que haber sido inspector de Hacienda Iñaki. La subida del segundo me cuesta algo más que el primer km., todo llano, aunque no demasiado. Sigo con mi ritmo pero sin mirar el reloj. Me da igual qué diga el reloj, prefiero escuchar mis sensaciones. 
¿Qué hace Jandro a estas alturas por delante mío?

Casi en el k3 observo a lo lejos a un corredor que se parece a Jandro, pero no puede ser. No es posible que casi llegados al k3 todavía lo tenga delante. Me acerco, lo toco, lo miro, me mira, y me despego de él. Otro para la saca. 
Tramo final
Ya apenas quedan un par de km. No voy mal. Piernas en su sitio y respiración correcta. Pero no me siento a gusto. No llevo un ritmo de crucero. La brevedad de la distancia y lo variado del recorrido no me permiten llevar un ritmo constante cómodo. Ya no creo que vaya a ser posible. La carrera se acerca a su tramo final. Afronto un repecho fuerte pero corto. Decido disminuir la marcha. No quiero hacerlo a ritmo. No quiero que me falten fuerzas para los últimos metros. Subida suave en la que reservo para el final. Recta y ya sólo me queda una subida moderada y un último repecho duro. No voy sobrado. No podré apretar. Decido llegar a ritmo. Ya en la recta última veo a Eli y a Ani. Levanto el dedo en señal de victoria y aprieto los últimos metros. Debo ganarle unos segundos al crono. Franqueo la meta y espero al final de una cola en la que van anotando tiempos y dorsales. La marca: 19:43, objetivo conseguido. Al poco van llegando el resto: primero Ferrán, luego Joan, Iñaki, Jordi, Jandro, Toni Lainez, Anna – lesionada de nuevo – Esther, Will, Toni de Granollers, Marc y Salvador.
Manolo me ha vencido
Me encuentro con Manolo. Me ha ganado. Me ha sacado 15s. Luego veo al del pelo ralo. Ha acabado 30s. detrás de mí. No mentía Joan. Hablamos y me dice, el del pelo ralo, que no conocía el recorrido, que cuando ha querido apretar ya enseguida ha llegado la meta. Creo que conociendo el circuito tal vez también él me habría pasado.
Óscar Martínez: séptimo, 16′
Me encuentro a Óscar Martínez, mi amigo del cole y de la uni. Ha corrido en 16 minutos y ha quedado el séptimo. Guau!
Ducha y tapeo
Nos duchamos, cada uno en su casa y quedamos par dentro de un rato.
Nos encontramos y marchamos de tapas. La Fusta está cerrada. Esta vez será el Pasarela. No está mal pero tampoco mata. Lo recordaba mejor.
Comida: pollos, xacolí y pastitas árabes
Luego comemos en casa de Manolo, con Joan, Esther y Anna. Unos pollos y de postre pastitas árabes. La comida muy divertida. Manolo estuvo muchos años en el CTC, conocemos prácticamente a las mismas personas. Hablamos de correr, de cursas de montaña, de métodos de entreno. Todo muy interesante. Espero que volvamos a coincidir.